Por el Lic. Gerardo Tavarone, director de Sector Informativo
El fanatismo no tiene límite. O si, según quién lo vea. En Gesell, la expresión está hoy bajo análisis por un acto que el Partido Justicialista le hará al intendente Gustavo Barrera por "estos 10 años de Gobierno". El asunto será determinar qué cosa hay agradecer y si corresponde que un funcionario sea alabado como si fuera un Dios.
El encuentro se realizará mañana, lunes 1 de abril, a las 19 en la sede del PJ local, de avenida circunvalación y paseo 105. Allí, los militantes y adeptos a la causa barrerista le agradecerán estos 10 años al frente del Ejecutivo Municipal. Muchos dirán que hay que agradecer y otros tantos no estarán muy de acuerdo en el reconocimiento.
Pero más allá de la postura de cada uno, hay algo muy cierto a tener en cuenta: cuando los funcionarios son destacados como si fueran vecinos sobresalientes con quienes no se hubiese podido vivir si no gobernaban, entonces está a las claras que hay una distorsión del elemento. Nadie es imprescindible en ningún ámbito de la vida, sino hubiese sido Gustavo Barrera, hubiese sido otro. Y quien dice, hasta tal vez estaríamos mejor, o peor, eso no lo sabremos ahora.
Volviendo al tema: no hay que agradecer nada a un funcionario. Es funcionario para hacer el bien común, para intentar hacer sobresalir a la comunidad antes que a ellos mismos. Si ellos (los funcionarios) se prestan a un acto para autodestacarse... entonces, debemos analizar si no estamos ante la presencia de un funcionario con poca autoestima, complejo de inferioridad o, algo peor aún para ellos, un dirigente con poco reconocimiento social producto del desgaste.
